UN TRIÁNGULO EMOTIVO, Stella M. Piaggi

NUESTRA INSIGNIA

Queríamos algo que nos reflejara y que fuera imagen de nuestros deseos de espontaneidad, íntima unión y gran amistad.

Y brotó. De nuestra creatividad y contento. Dos niñitas entrelazadas, símbolo de una realidad llena de objetivos virtuosos, quizás resumidos por una palabra: COMUNIDAD.

Ellas, unidas por un pino, síntesis del marco en el que vivimos nuestros campamentos en el SUR. Este sur nos cobija en toda su hermosura y magnificencia. Nos brinda su desafío en la ascensión de sus cerros y en la paz en la belleza de cada color, que contiene piedras, reflejos, lago, flores, teniendo en toda la naturaleza la viva palabra de Dios.

Dios, presente en el triángulo que contiene a nuestra insignia. La equidad, la justicia y su equilibrio, base de una fructífera comunión.

El blanco de su fondo, depositario de todos los colores, porque todos los colores que hablan de una emoción tenían que estar y más aún ribeteados por dorado. El ribete dorado, expresión de buenos augurios en este seguir adelante. El ribete dorado es el sol de todos los días dueño de los tiempos.

Todo lo que forjamos anhelantes y día a día lo decimos orgullosas lo contiene nuestra insignia: unión, amistad, fraternidad, espiritualidad, ayuda, juventud. Deseos de seguir adelante. Siempre adelante con ayuda de Dios y su bondad.

“Acompáñalo donde sea que lo veas, detrás, estamos nosotras por un futuro mejor”.

 Invierno de 1961

Stella Maris Piaggi