NUESTRA INSIGNIA
Queríamos algo que nos reflejara y que fuera imagen de nuestros deseos de espontaneidad, íntima unión y gran amistad.
Y brotó. De
nuestra creatividad y contento. Dos niñitas entrelazadas, símbolo de una
realidad llena de objetivos virtuosos, quizás resumidos por una palabra:
COMUNIDAD.
Ellas, unidas
por un pino, síntesis del marco en el que vivimos nuestros campamentos en el
SUR. Este sur nos cobija en toda su hermosura y magnificencia. Nos brinda su
desafío en la ascensión de sus cerros y en la paz en la belleza de cada color,
que contiene piedras, reflejos, lago, flores, teniendo en toda la naturaleza la
viva palabra de Dios.
Dios, presente
en el triángulo que contiene a nuestra insignia. La equidad, la justicia y su
equilibrio, base de una fructífera comunión.
El blanco de
su fondo, depositario de todos los colores, porque todos los colores que hablan
de una emoción tenían que estar y más aún ribeteados por dorado. El ribete
dorado, expresión de buenos augurios en este seguir adelante. El ribete dorado
es el sol de todos los días dueño de los tiempos.
Todo lo que
forjamos anhelantes y día a día lo decimos orgullosas lo contiene nuestra
insignia: unión, amistad, fraternidad, espiritualidad, ayuda, juventud. Deseos
de seguir adelante. Siempre adelante con ayuda de Dios y su bondad.
“Acompáñalo
donde sea que lo veas, detrás, estamos nosotras por un futuro mejor”.
Stella Maris Piaggi