Cuando allá
por el 60 surgió esta hermosa idea en principio parecía irrealizable, no porque
faltasen ganas o entusiasmo para emprenderlo, sino por los inconvenientes
lógicos de algo nuevo, máxime para emprender una obra de esta envergadura que
con los años superaría a su proyecto.
Su
afianzamiento se logró, no solo por el aporte de quienes fuimos sus artífices,
sino por esa pasión, entusiasmo y empuje que tiene toda adolescente en esa
etapa de su vida, donde han tenido y tienen un incentivo donde canalizar ese
idealismo, esas “ganas de hacer”.
Todo esto
queda mejor graficado transcribiendo el párrafo de un artículo escrito por una
ex para un boletín de hace unos años... “se podría resumir en que nos hace
mujeres, dispuestas a aplicar todo lo aprendido en una etapa próxima. Hacer
todo esto en unos pocos años parece imposible; sin embargo cuando entramos por
primera vez a “cuartito” no tenemos más que 14 años y mucha curiosidad por
saber que es campamento, que se hace, que se vive. Luego nos integramos y
entonces empezamos a “ayudar” a incorporarse a las que son nuevas; después ya
somos viejas acampantes y en cuanto nos descuidamos somos ex”.
Y hoy, ya en
camino a nuestro 25º campamento, las “Bodas de Plata” de A.F.E.R. el más
hermoso de los logros es haber tenido a la par, adolescentes “líderes” que actuaron
en el lapso que les tocó vivir ese compartir, no solamente desde su puesto de
Sub-Jefas, Asesoras, Ecónomas, sino también desde el llano, con esa condición
humana plena de responsabilidad y fuerza que tiene toda líder, haciendo que
nuestro querido campamento llegase a ser una institución reconocida dentro de
las “Raggio”.
Además el
agradecimiento a docentes que desde fuera colaboraron de una u otra manera al
fortalecimiento de la agrupación.
A todos
gracias por AFER.
Dora C. Cattáneo