DE AQUÍ Y DE ALLÁ, María Eugenia Solans

 ¡Cuánto tiempo vivido en tan poco tiempo! Cuatro años pasan rápido, pero vividos en Campamento significan una carga enorme de calor humano. De esas que se meten muy adentro.

Significan también la brecha no siempre franca para conocer el sentir de los provincianos. Esos hermanos nuestros acurrucados en el olvido, bajo el sol reseco del interior.

Ya en el norte, ya en el sur, pareciera que todos se mueven arrastrando un mismo ideal; vivir, pero para vivir de verdad. Peleando la vida de todos los días con el trabajo fuerte, forjado a golpes de voluntad y fe.

Muy lejos de la carrera loca de esta garganta de cemento que se traga aquel esfuerzo. Que va minando la humanidad que nos queda. Que va corrompiendo la salud de las mentes. Que va automatizando el rito de vivir.

Es simple. Desde el cuartito -oasis de ideales- con los ojos abiertos al amor, dejarse raptar por el misterio de Campamento. Y viajar y vivir.

La patria ancha franqueará nuestro paso, a cada kilómetro que más y más hermanos provincianos hayan labrado como ejemplo de ser. De ser de verdad.

 María Eugenia Solans