CARTA DE UNA ACAMPANTE, Estela Rodríguez

 Enero de 1975 - Europa

 Querido Campamento:

Todo aquí me parece mentira. Es casi increíble haber logrado este viaje y este grupo bueno que me acompaña. Así como el ver con mis propios ojos las obras cumbres de la humanidad; sentir el arte en la piel y saborearlo con mi vista, es lo que pude sentir al entrar en los museos del Prado y el Louvre ante las eminentes obras de Velázquez, el Greco, Da Vinci y muchos más. O lo que sentí en Londres al encontrarme frente al Big Ben junto a la fresca brisa del Támesis o caminando por Oxford Street, me causo una sensación de golpeteos como si hubiera llegado a un lugar que hacía mucho tiempo esperaba, estoy íntegramente feliz, es un cambio rotundo, es sentir otras culturas, otras civilizaciones construidas o destruidas por el hombre, inquietante y misterios; como los que construyeron Notre Dame con ese ritmo de luz interior.

Toda Europa es reflejo de ese hombre frio que habita la tierra inglesa, suiza o francesa y ese hombre cálido de Italia o España.

Pero hay algo más increíble todavía, algo que ni a través de tanta distancia puedo desprender de mi. Es algo que de a poco se fue integrando dentro de mi. Algo que despacio, con alegrías, diálogos, canciones, esfuerzos y convivencia, llegó de una manera a depositarse dentro mío, como una bengala de fuego eterno. Es algo que enriquece mi sentir y le da sentido a lo que veo. ¿Sabes qué es?... Sos vos Campamento que supiste enseñarme a vivir, a quererte y a perseguirte con la imaginación así este del otro lado de la tierra.

Y te digo además, carezco de la suficiente fuerza como para expresar lo que siento, es tanto y tan grande lo que quisiera decir que no puede salir de mi.

Es quizás que te extrañé mucho y qué egoísta e injustamente te comparé con lo que estoy viviendo, pero, es ahora y aquí que te comparo, porque no te tengo y te veo solo en mi pensamiento. También escucho a veces tus canciones aunque no me estés cantando, y a veces también integro tus fogones, aunque no te estés reuniendo.

Por todo esto quiero que sepas que son tan largos los caminos a seguir y es mucha la distancia, pero es muy corta la senda hacia tus recuerdos que traslúcidos como un haz de luz llegan a tocar mi alma.

Es tan lindo escribirte que me hacés verte de tan lejos como algo que jamás voy a olvidar.

Estela Rodríguez.